Configuración de la obra de arte como excedente del ‘relato’ y el ‘tiempo’

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La obra de arte no ha sido tema al que P. Ricoeur le haya dedicado especial atención; sin embargo, se vuelve central  - en su carácter de objeto de análisis -a la hora de dar cuenta de las preocupaciones principales que han sido objeto de  su estudio a lo largo de su reflexión. Es por eso que si se quisiera encontrar un vector que direccione la trama de dichas reflexiones, sin duda el ‘acto de narrar’ aparece como tal. Y si bien es cierto que ‘la función narrativa’ es cardinal en el itinerario que desarrolla en Tiempo y Narración (1983; 84; 85), la mirada atenta sobre ‘el relato analítico’ en su estudio sobre Freud (1965) y el trabajo de exégeta que lleva a cabo sobre las líneas centrales de la tradición filosófica del pensamiento occidental - ya sea que se detenga en la función simbólica de los mitos arcaicos (1960) o en el corpus aristotélico a la hora de fundamentar la creación de sentido sobre la base de la ‘predicación impertinente’ con la que le abre el campo semántico a la metáfora (1975) – ponen en evidencia la centralidad del acto de narrar.

De la filosofía analítica y el campo semiológico retoma y valida la capacidad del lenguaje y sus modalidades: descriptivas, prescriptivas y argumentativas. También, las paradojas y las aporías al enfrentar el problema de la referencia y a las que el lenguaje en apariencia, no puede sustraerse ante la dicotomía manifiesta entre el ‘relato’ que produce el lenguaje científico y el ‘relato’ que produce la ficción y sus consiguientes dicotomías derivadas: verdad y verosimilitud.

Frente a ello, Ricoeur (1983, 84 y 85) plantea la existencia de ‘una unidad funcional’ a la base de dichos relatos dicotómicos que ‘la experiencia humana’ activa en su carácter temporal.

A juicio de esta propuesta, ‘la experiencia humana’ al ser mediada por la ‘función narrativa’ a fin de dar cuenta respecto de la analítica del tiempo (M. Heidegger, 1927, 1924, 1950 y E. Husserl 1928) y articular,  de ese modo, la relación entre ‘tiempo cosmológico’ y ‘tiempo vivido’ por la mediación del ‘tiempo calendario’ - tema central de Tiempo y Narración – pone de manifiesto el papel capital que adquiere en el pensamiento de Ricoeur la configuración del relato. Al interior de dicha configuración la elaboración de la trama y la ‘metáfora viva’ despliegan el potencial creativo; por la primera, de la unidad  que articula los diferentes momentos del mytos (Aristóteles, Poét. A5 y 15) se destaca como rasgo principal la ‘inteligibilidad’ que media entre el acontecer y la historia narrada; por la segunda, la nueva pertinencia semántica  es la que da lugar al desdoblamiento referencial en el que el lenguaje produce ese plus de iconicidad que la ‘imaginación creadora’ activa, en el proceso de ‘refiguración’ merced al esquematismo por el que consigue su inteligibilidad.

La pregunta que cabe, a juicio del pensamiento que va en línea con el núcleo de este trabajo es: dicho proceso de ‘refiguración’  que detenta la potencialidad de reestructurar –imaginación creadora mediante- mundos posibles,  no es homólogo al proceso por el cual la obra de arte restructura el mundo a fuerza de crear ella misma un mundo? Y de ser así, al aglutinar en su  constitución y exposición el cruce de temporalidades antitéticas, no podría saldar con propiedad el hiato que la función narrativa sutura entre Tiempo y relato?  El trabajo sobre los interrogantes volverá a Adorno (1970) necesario, toda vez que la obra de arte se revela con capacidad de refigurar el mundo y poner en presencia una constelación de sentido que solo se da, como aquello que al mismo tiempo se sustrae.  Es la que puede sortear la imposibilidad manifiesta de esa representación que ha quedado interdicta, adherida a la pura negatividad de la presencia, para que en ese estar en diferido pueda desplegar a intervalos, la verdad en su condición de acontecimiento.